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El funambulista
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El funambulista
A mediados de los años cincuenta, Jean Genet, de cuarenta y cinco años, conoce al jovencísimo acróbata de suelo y malabarista Abdallah Bentaga.
Muy pronto lo convierte en su amante y en su protegido, incitándolo a transformarse en un funambulista, es decir, el acróbata de más prestigio, el artista de circo de mayor gracia y elegancia, pero también el más cercano a la muerte.
Vive con él una bellísima historia de amor y un periodo enormemente creativo.
Y para él escribe este texto, un largo poema de amor en prosa y, además, una suerte de teoría estética: variaciones sobre una dramaturgia del circo, el teatro y la danza; reflexiones sobre el artista en el mundo, la soledad y la ambivalencia del actor; el ir y venir entre el olvido y la gloria, la luz y la sombra, la apariencia y la realidad.
Como el cable de acero del funambulista, Genet tensa las palabras, las hace brillar, las destila para su amante, y escribe uno de sus textos más perfectos.
Tras una grave caída en un espectáculo, Abdallah abandonó la acrobacia y, al poco, Genet, en cierto modo, lo abandonó a él.
Sintiéndose fracasado, el joven funambulista se suicidó en 1964.
Genet, que se consideraría responsable el resto de su vida, fue precisamente quien encontró el cadáver junto a la policía, alertada por los vecinos...
y sólo después del entierro, cuando volvió a su hotel, pudo llorar.
Hacía treinta años que no lloraba.
Muy pronto lo convierte en su amante y en su protegido, incitándolo a transformarse en un funambulista, es decir, el acróbata de más prestigio, el artista de circo de mayor gracia y elegancia, pero también el más cercano a la muerte.
Vive con él una bellísima historia de amor y un periodo enormemente creativo.
Y para él escribe este texto, un largo poema de amor en prosa y, además, una suerte de teoría estética: variaciones sobre una dramaturgia del circo, el teatro y la danza; reflexiones sobre el artista en el mundo, la soledad y la ambivalencia del actor; el ir y venir entre el olvido y la gloria, la luz y la sombra, la apariencia y la realidad.
Como el cable de acero del funambulista, Genet tensa las palabras, las hace brillar, las destila para su amante, y escribe uno de sus textos más perfectos.
Tras una grave caída en un espectáculo, Abdallah abandonó la acrobacia y, al poco, Genet, en cierto modo, lo abandonó a él.
Sintiéndose fracasado, el joven funambulista se suicidó en 1964.
Genet, que se consideraría responsable el resto de su vida, fue precisamente quien encontró el cadáver junto a la policía, alertada por los vecinos...
y sólo después del entierro, cuando volvió a su hotel, pudo llorar.
Hacía treinta años que no lloraba.
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Editorial: Errata Naturae
Matèria:
Francesa
ISBN: 978-84-16544-11-0
Idioma: Castellano
Mesures cm: 14 x 21.5
Pàgines: 56
Estat: Disponible
Data d'edició: 07-11-2016
0.00€(IVA inclòs)
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