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Este libro pretende demostar que el cine español entre 1921 y 1930 tuvo en la adaptación de obras narrativas españolas una de sus principales estrategias constitutivas, no sólo por haber dado lugar a un elevado porcentaje de la producción de la década, sino también por contribuir de manera decisiva a formar señas de identidad fundamentales de ese periodo cinematográfico.
Para lograr este propósito, se parte de la base de tratar la relación entre el cine y la literatura dentro del contexto general de las relaciones del primero con otras disciplinas culturales.
Este planteamiento responde al funcionamiento tradicional de la cultura, en el cual es una característica permanente que unas disciplinas culturales estén en contacto con otras.