Trabaja con nosotros

Este libro ha sido escrito bajo una verdadera posesión imaginativa que ha consistido a concebir la palabra fuente como narratividad de la palabra árbol. El autor ha visto, ante suyo, un árbol adollar-se, medio agua medio leña, no sé cuántos de veces, y esto lo ha impulsado a ensayar de escribir los árboles como caudal de río, y a hacerlo con todo el libro como una imagen de espejo inaferrable con un glu-*glu persistente de árbol fuera. Por instantes, el avantarbre y lo rerefont sumergen el texto en la indistinció, en el chorro de indistinció. Cuando es así, los árboles que aparecen, para sucederse, o bien adoptan la figura del manantial con una continuidad de criatura enlazada, o bien la figura de la rueda con la transparencia de unos árboles que giran radialmente.

El hecho consecutivo de repetir y renovellar es trasladable a cualquier naturaleza, sustancia o elemento. Sin una repetición constante y persistente no hay novedad posible. Por un lado porque, sin el parecido previo, la diferencia no podría ser percibida. Y del alta porque, de una manera indestriable, el origen pertenece a la continuidad de la vida, y cualquier novedad nace de esta ley de retorno.