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Invitar a la lectura de la poesía de Nicolás Guillén, pasados 110 años de su nacimiento, a través de la antología primorosa editada por Atrapasueños y la comisión de cultura del PCE, es como siempre un acto de alegría, alegría sonante de una historia tan nuestra: la del relato intenso del gran acto encuentro caribeño. La poesía de Guillén, donde tan fuertes suenan los colores, donde tanto bulle el mestizaje profundo, no es otra cosa que la construcción oceánica del perfil definitivo de América desde el poder del optimismo invencible, de clase y de pueblo. Es la risa y el son y los colores de ese futuro diferente que madruga sobre los rios y los pájaros, reconvertidos en una gran paloma de vuelo popular. Es la pintura al natural de una historia de resistencia e impulso: es la resonancia, sin duda, de ese viejo caimán cuyo pellejo / es cada vez más duro por cada vez más viejo . Y esa es la poesía de Guillén: una voz colectiva, de cadencia sonante, sobre un tiempo distinto que se agranda desde la ternura de la solidaridad en forma de cultura popular. Felipe Alcaraz .